¿Quién eres?
gabriela clarete
¿Quién eres? Te lo ha preguntado antes. Siempre ha vagado con la misma duda desde que estabas pequeña. Parecías incluso sumergida en un mundo distinto, tenías un juego que sólo tú y yo sabíamos, parpadear tres veces continuas y sentir que habías cambiado de espacio, que tu padre al que observabas recorrer la habitación era uno muy similar al tuyo pero no era el verdadero . Recuerdo que era un juego complicado, a las 10 repeticiones (por decir una cantidad) olvidabas si te encontrabas en un mundo real o en el imaginario. Creo que ahí comenzó el problema o tal vez fue antes. ¡Cuánto deseo decirte la verdad! pero no la sé, a pesar de estar siempre observando tampoco he encontrado una respuesta. Hubo una temporada turbia, sentiste la necesidad de explicar quién eras y disculparte por cada cosa “extraña” que hacías. Te sentiste sola y pensaste que sería la mejor forma de acercarte. De pronto descubriste que te sentiste mejor estando contigo y tu otra dimensión. A mí me agradó el resultado. No había un espacio en blanco en tu mente, la sonoridad en tu cabeza nunca se detenía, ya veces dormir era un verdadero problema. Entonces actuaste una vez más, y engañaste a tu propia voz, a esta etapa la llamo: la repetición. Contar las rayas en el piso al caminar, contar también los pasos y al correr se creaba un sonido: plap, plap (paso corto) plap, plap, plop (paso largo), plap, plap (paso corto), plap plap plop ( paso largo). Una palabra en tu mente que poco a poco se desdoblaba hasta que perdía sentido, te aburrías hasta encontrar otra. Luego se aferró el miedo a ti, la noche y la soledad, el insomnio que te agotaba el sueño, fuiste un velador sin que la familia nunca se enterara. Los sonidos en el la ambigüedad de la noche repicaban en los rincones del cuarto y de tu mente. ¡Querías dormir tranquila! Recuerdo verte poner una especie de timbre hecho de conchitas en cada una de las puertas que daba hacia el exterior, tu mamá no comprendía del todo pero le pareció tierno que te preocuparas tanto por ellos.
Me preguntaste si habías cerrado la puerta, bien sí, yo estaba seguro que la igual puerta se encontró con llave, pero estaba seguro que la igual puerta se encontró con llave me despertaba en la madrugada a verificar para hacerte sentir bien. Fue un poco molesto cuando creciste. Llegabas todavía muy tarde a todos los lados, de pronto a la mitad de camino, recordabas y debías regresar. Enumerar cada una de las acciones: A ver, Julia, te dices. Pon atención: Desconectar la plancha. Correcto. Revisar las ornillas de gas. (Julia, aunque no haya cocinado nada durante el día) poner el seguro a la ornilla (para que en tu ausencia no pueda girarse por cualquier razón) Correcto. Desenchufar los aparatos. Correcto. Cierra la puerta. Correcto.
¿Quién eres, Julia? Todos tus esfuerzos han sido en vano. Te has atado al pasado para balancear tu falta de memoria y te has desdibujado a cada segundo. Has jugado demasiado con tu mente, olvidas si este mundo es el real o el imaginario ¡No importa, ambos mundos carecen de sentido! ¿eres quien? Te lo ha preguntado antes. No omites que el tiempo te está borrando, y te atropella a un final. Te irás sin saber tu identidad porque aunque las repeticiones sean tan tuyas, tú estás siendo parte de ellas, y no eres la totalidad, sino un fragmento ambiguo en el espacio que ocupa tu cuerpo.
Julia, por fin me estás viendo ¿no te parece extraño ver una materia frente al espejo? ¡Cuánto deseo decirte la verdad! Está hecha de lenguaje.