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Tres poemas imperdibles de Zyanya Mariana

Por Zyanya Mariana



Tránsito devoto I


Es cierto, Nezahualcóyotl

no tenemos raíces en la tierra

Sólo un instante

breve

devoto

para cumplir el destino secreto de la materia

Florecer para morir


Como el jade que se quiebra

Como el oro que se rompe

Como el plomo que intoxica

Como la pluma de quetzal que se desgarra

Como el acero que se tuerce

Como mi bultito sagrado que hoy se transforma


Los hilos de mi existencia

se reacomodan

se enredan, se enlazan y se deslizan

a veces se reanudan o se desenredan

Como el telar se rompen, como la trama se reacoplan

Éste es mi cuerpo

Sólo un instante

breve y devoto


Con cantos se dibuja la noche

con trabajos los días

como sombra y luz que se embrolla y se anuda

las noches y el día

El tiempo los va borrando

Somos piedras dispersas de una ciudad que fue

ruinas de una urbe anterior borrada artificialmente

Los hilos tienen sabor metálico

Los colores también


Somos la pintura de un jardín bíblico

sobre un Tlalocan en un valle sagrado

Ambos se irán desfigurando

Como lenguas

iremos desapareciendo de una en uno, los seres

Mudos, nos conformaremos con el cielo y las estrellas


En la ciudad sin nombre

palimpsesto mineral y orgánico

no hay estrellas, tampoco noche


El enigma, por fin lo entiende mi corazón

Que no hay sabios ni desvaríos

Que vi naves de ataque incendiadas

y rayos cósmicos brillar en el umbral

que no supe si eran mías las memorias perdidas en la lluvia

o artificio de seres guardados en otro tiempo que no es el mío

Quien añade ciencia añade dolor

dice el libro de los que creen en un solo dios

Y aquí estoy

sin raíces en la tierra

un breve y devoto instante



La muerte durmiente


Dicen que leyó a Kawabata

pero entró en la casa de las bellas durmientes

y supo

por la letra impresa

que el cuerpo decrépito

y

tránsito

que bellísimas jóvenes dormidas

inmóviles

que casi muertas

sólo los ojos las pueden tocar

y por la letra impresa

supo

que llegaría la muerte


Con dinero

labró un pulido espejo

y

le insufló vida

era mujer

que obediente probó la sombra de la ciencia

formas quirúrgicas aquí

incisiones estéticas allá

tetas aquí

bótox allá


que nadie reconozca lo que fue ayer

ni el golem que es hoy


Se miró en su creación

era más que las partes

se aferró a la imagen

detendría el tiempo

y él quiso ser casto y puro

y concebir por el espíritu santo

se cambió por el fruto sombrío que otorga lo acumulado

a ver si así

engañaba la muerte




Exilios de la carne II


En el principio

una mujer

y

un hombre

y

bailaron

y se convirtieron en aliento

y

tuvieron miedo

En el silencio ceñido a los cuerpos

se rechazaron

se metamorfosearon

y

nacieron como ojos de agua que devinieron lagos

Se encontraron

Se reencontraron

y

la tierra los sostuvo

Se enlazaron

Se reenlazaron

y las aguas

se confundieron

se fundieron

parecían uno

hasta que llegó el exilio




* Los poemas seleccionados fueron extraidos de tránsitos (2020)






Zyanya Mariana (México) Poeta y escritora. Ha publicado De las cosas que vienen de la nada y otras inmediateces (2004 Elefantes, Nicaragua, 2010), traducido al inglés; Linajes y Anarquías (Elefanta Editorial, México, 2013) Tránsitos (Lunaria Ediciones, 2020); así como en diversas antologías de poesía femenina. En 2013, fue mención del premio Dolores Castro por su trabajo narrativo Cuentos y bollitos para una niña (Elefanta Editorial, 2016). Maestra en Historia por la UNAM y doctora en Letras Modernas por la universidad Iberoamericana. Curadora de arte y crítica de cine; su tema de investigación y sus escritos se centran en los "sistemas de representación" que vinculan el lenguaje, el erotismo, el arte, la violencia y la sacralidad. Suele dividir su vida entre la academia, la escritura y la maternidad.

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